Una artista con su arte en el mercado artesanal Sawmill, Albuquerque.
Era el año 1989. Gerladine Tso acababa de exponer sus obras en Eight Northern, la exposición de arte de los ocho pueblos del norte de Santa Fe.
Se lo pasó muy bien; era su primera exposición de arte y vendió todas las obras que tenía expuestas.
También era todo el arte que tenía.
«Cuando terminó, estaba cargando el camión con mis expositores», dice Gerladine sonriendo, «y la gente no paraba de pedirme más obras. Yo ya no tenía más, pues las había vendido todas. Fue entonces cuando decidí que me lo estaba pasando bien, disfrutando y que a la gente le estaba gustando mi trabajo. Decidí que puedo hacerlo».
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Geraldine es miembro de la Nación Diné (Navajo), nació en Gallup y creció en Standing Rock, Nuevo México.
Tomó clases de arte en el instituto, pero no se consideraba artista. Trabajaba para la Oficina de Asuntos Indígenas cuando a los 18 años se matriculó en la UNM y obtuvo un certificado en diseño gráfico.
Pintura acrílica sobre lienzo, Geraldine Tso.
A medida que crecía su interés y su habilidad para el arte, fue al Instituto de Artes Indígenas Americanas durante dos años, y dijo que adquirió mucha experiencia trabajando con distintos materiales.
Pintura acrílica sobre lienzo, Geraldine Tso.
«Lo que pasa con la pintura», dice Geraldine, «es que tuve que encontrar los materiales con los que me sentía cómoda. Empecé con óleos, y aprendí lo pesado que es trabajar con ellos frente a las acuarelas, que tienen una textura mucho más suave.»
«Me gusta trabajar con pintura acrílica. Disfruto con el enfoque de las acuarelas y la pesadez del óleo».
El padre y las hermanas de Geraldine son arquitectos, y aunque ella eligió un camino diferente, también le gustan las estructuras.
Pintura acrílica sobre lienzo, Geraldine Tso.
«Veía a mi padre y a mis hermanas mirando los planos en los que estaban trabajando e intentaba imaginarme el producto acabado», explica.
La primera vez que visitó Taos Pueblo, quedó asombrada por los edificios nativos -en algunos casos de cinco pisos de altura- y le maravilló la interacción de las sombras, la luz y, sobre todo, los colores, como la forma en que el sol acentuaba el rojo de las paredes de la estructura. Se enamoró.
Ahora sus obras son principalmente arquitectura y paisajes del Suroeste que, según ella, «emulan los tonos tierra naturales del Suroeste».
Más del mercado artesanal Sawmill.
Indiana
Curiosamente, tuvo que salir de Nuevo México para darse cuenta de lo especial que es.
«Estaba en Indianápolis como parte de un grupo de setenta y cinco artistas del suroeste que habían sido invitados al Museo Eiteljorg de Indios Americanos y Arte del Oeste», me dijo Geraldine, «y cuando vi la obra de Joseph Sharp, me quedé muy impresionada».
(Joseph Sharp es uno de los miembros fundadores dela Sociedad de Artistas de Taos).
Cuando Geraldine pensó en los variados paisajes de lugares como Missouri y Texas que había atravesado para llegar a Indiana, dijo que encontró un nuevo aprecio por su estado natal y pensó: «Realmente vivo en un lugar hermoso. Nuevo México es sumamente especial».
Premios y éxitos
Geraldine ha expuesto su obra en prestigiosas exposiciones, como el Mercado Indio de Santa Fe de la SWAIA, la Feria y Mercado Indio del Gremio del Museo Heard, el Mercado de Arte del Museo Indio Eiteljorg y otras exposiciones por todo el país y el Suroeste.
Además, ha sido galardonada con el premio «Best of Show» en la San Juan Bautista Art Show y en la Parkview Fine Art Show de Aurora, Colorado, ambas con jurado.
Sus cuadros han sido adquiridos por particulares de todo el mundo en diferentes exposiciones de arte, así como en la Galería Evening Snow Comes de Taos Pueblo.
En 2015, el Nativo Lodge de Albuquerque le encargó un mural que ahora se expone allí.
Ha aparecido en revistas y libros, así como en el Museo de Arte de El Paso y en el Museo Nacional del Indígena Americano de Nueva York.
Sawmill Market, Albuquerque.
«El Sawmill Market ha sido absolutamente maravilloso para mí y para otros artistas a la hora de exponer nuestro trabajo», me dijo Geraldine, refiriéndose al nuevo Food Hall de Albuquerque. «En febrero celebraremos aquí una exposición de arte con joyas, esculturas, cerámica y trabajos en barro».
Habíamos quedado por la mañana en el Sawmill Market, donde se puede comer al aire libre en el patio, y allí había gente disfrutando del día.
Tengo que estar de acuerdo con Gerladine, Sawmill Market es bastante grande y quiero pasar algún tiempo aquí también, y probar un poco de todo.
Nueva York y el Smithsonian
Geraldine y yo hablamos un poco más mientras compartimos historias, comentando diferentes cosas que ambas hemos visto, y nuestra conversación nos llevó a Nueva York.
«En 2018 estuve en una exposición en el Smithsonian», me dijo.
Decidió que quería ver Times Square y, mientras estaba allí, como tantos otros antes que ella, lo asimiló todo: la gente, las vistas, la energía y la humanidad.
Si alguna vez has estado en Times Square, sabes de lo que ella y yo estábamos hablando. Por algo se llama la «encrucijada del mundo».
«Estaba allí de pie, asimilándolo. Fue impresionante, sí, y me alegro de haberlo visto», dijo.
Permaneció de pie un rato más, absorbiendo la experiencia, hasta que Nuevo México se inmiscuyó en su visión.
«A pesar de lo impresionante que era, pensé para mí mismo: ‘Doy gracias por vivir en Nuevo México'».